14th May 2025
En un pequeño pueblo rodeado de montañas, vivía un dragón llamado Luno. "¡Mira!", decía Luno mientras exhalaba suaves luces plateadas que iluminaban la noche oscura. Los niños miraban al dragón con asombro y decían: "¡Qué hermoso!". Cada vez que la luna se teñía de azul, Luno volaba alto y tejía constelaciones brillantes en el cielo. Sus luces danzaban y hacían que las estrellas brillaran aún más.
Un día, una niña llamada Luna decidió seguir a Luno. "¡Voy contigo!", gritó mientras él ascendía. Juntos viajaron por galaxias lejanas, donde descubrieron mundos llenos de colores y criaturas mágicas, como árboles de caramelos y ríos de arcoíris. Al regresar al pueblo, Luna compartió su aventura con sus amigos. Desde entonces, cada vez que la luna se vuelve azul, los niños esperan ansiosos para ver las nuevas constelaciones que Luno crea, soñando con sus propias aventuras.
Una noche especial, cuando la luna brillaba más azul que nunca, Luno y Luna decidieron invitar a todos los niños del pueblo a un viaje mágico. "¡Tomen sus linternas y deseos!", dijo Luna emocionada. Con una suave brisa, Luno desplegó sus grandes alas, y uno a uno, los niños subieron a su espalda. El dragón los llevó a un cielo lleno de maravillas, donde las estrellas parecían cantar y las nubes eran de algodón de azúcar.
Mientras exploraban, encontraron un planeta secreto hecho de cristal, que reflejaba todos los colores del arcoíris. "¡Es como un sueño!", exclamaron los niños, maravillados por el brillo. Allí, plantaron semillas de estrellas, que al florecer, se convirtieron en luces centelleantes. Luno explicó que estas semillas harían que la noche en su pueblo fuera siempre mágica. "¡Gracias, Luno!", dijeron los niños abrazándolo con cariño.
Al regresar al pueblo, Luno dejó a los niños sobre una colina desde donde se veía todo el cielo iluminado. "Nunca olvidaremos esta noche", dijo Luna, agradecida por la aventura. Y así, bajo la luna azul, los niños se prometieron cuidar siempre sus sueños y compartir la magia con todos. Desde entonces, cada noche que la luna se teñía de azul, sabían que el cielo les contaba una historia nueva de amistad y maravilla.