10th May 2025
Había una vez un lobo feroz que se llamaba Lobo. Un día, mientras caminaba por el bosque, vio a un grupo de animales jugando. Lobo se acercó y dijo: "¡Hola, amigos! Quiero jugar también!" Los animales se asustaron y respondieron: "¡No, Lobo! ¡Eres feroz y nos darás miedo!" Lobo se sintió triste y se fue a su cueva.
Lobo pensó en cómo podía demostrar que era amable. Decidió hacer un picnic y preparar comida rica para todos los animales. Al día siguiente, puso una manta en el bosque y puso frutas y pan. Cuando los animales olfatearon la comida, vinieron y dijeron: "¡Oh, Lobo! ¡Esto huele delicioso!" Lobo sonrió y respondió: "¡Sí! ¡Quiero que sean mis amigos!" Los animales rieron y comenzaron a comer juntos. Desde ese día, Lobo y los animales se hicieron muy buenos amigos.
Después del picnic, los animales del bosque comenzaron a invitar a Lobo a sus juegos y aventuras. "¡Vamos a buscar hojas para hacer una casa!", dijo el conejo alegremente. Lobo se unió a ellos, y juntos construyeron una casita de hojas y ramas. Era tan bonita que decidieron usarla como su casa de juegos especial.
Un día, mientras jugaban en la casita, escucharon un ruido fuerte. Era un árbol que estaba cayendo porque el viento soplaba muy fuerte. Los animales se asustaron, pero Lobo corrió rápido y los ayudó a esconderse en la casita segura. "¡Gracias, Lobo!", dijeron todos, abrazándolo con cariño.
Desde entonces, Lobo ya no era solo el lobo feroz. Ahora era el Lobo Amigo, el que cuidaba a todos en el bosque. Los animales aprendieron que a veces, las apariencias engañan, y que con un poco de amabilidad, todos pueden ser amigos. Y así, el bosque se llenó de risas y juegos, donde todos vivieron felices para siempre.