17th Jul 2025
En un lago claro, un ornitorrinco llamado Patito nadaba rápido. "¡Mira, soy diferente!" decía a los demás animales. Los patos se reían y decían: "Eres raro, Patito. No puedes jugar con nosotros". Pero Patito no se rendía. Él continuaba nadando y saltando, queriendo hacer amigos. Tenía un corazón grande y quería mostrar cuán especial era.
Un día, los animales del lago se encontraron en problemas. Una gran tormenta estaba por llegar. "¡Ayuda!" chilló una ardilla. Patito escuchó y pensó: "Puedo ayudar!" Con sus habilidades especiales, nadó rápido y guió a los demás a un lugar seguro. Cuando la tormenta pasó, todos aplaudieron a Patito. "¡Eres asombroso!" dijeron. Patito sonrió y exclamó: "¡Ser diferente es genial!".
Después de la tormenta, los patos se acercaron a Patito con curiosidad. "No sabíamos que podías hacer eso," dijo uno de ellos, asombrado. Patito sonrió y respondió: "Todos tenemos algo especial que podemos hacer." Los patos lo miraron con admiración y empezaron a entender que ser diferente no era malo, sino una oportunidad para aprender de los demás.
Desde aquel día, Patito se convirtió en un héroe del lago. Los animales lo buscaban no solo para protegerse, sino también para jugar y divertirse juntos. "¡Vamos a nadar, Patito!" decían, mientras corrían hacia el agua. Patito se sentía feliz porque finalmente tenía amigos que lo aceptaban tal como era.
Y así, en el lago claro, todos los animales aprendieron a valorar las diferencias y a ser un equipo. Patito había demostrado que ser único era una fortaleza, y con su ayuda, el lago era ahora un lugar donde todos podían sentirse seguros y queridos. Y aunque las tormentas a veces volvían, Patito sabía que siempre habría una manera de enfrentarlas juntos.