Author profile pic - Karol Juliana Romero Florez

Karol Juliana Romero Florez

5th May 2025

El Secreto de la Tormenta

En un lugar donde siempre llueve y las nubes son grises, vivía una niña llamada Sofía. Cada tarde, su abuela le contaba historias mágicas mientras el agua caía sin parar. "¿Puedes creer que alguna vez vi a un chico espeluznante?" decía su abuela, sus ojos brillaban con emoción. "Tenía piel pálida, una máscara extraña y ojos como la niebla. Me miraba desde la sombra de los árboles, y yo siempre sentía un escalofrío". Sofía escuchaba con atención porque le encantaban las historias de su abuela.

A young girl named Sofía, with curly hair, wearing a colorful raincoat, running through a rainy gray forest with tall trees, big raindrops falling, digital art, vibrant colors, atmospheric, engaging

Un día, cuando Sofía creció, sintió un frío que no podía explicar. Paseando por el bosque, vio una sombra moverse. "¿Quién está ahí?" gritó, su corazón palpitaba. De repente, recordó la historia de su abuela y se dio cuenta de que no estaba sola. La niebla se acercaba y la sombra tenía los mismos ojos que la abuela había descrito. El viento susurró su nombre y, de repente, se sintió atraída por la sombra. Era un modo oscuro y misterioso de encontrar su destino.

A shadowy figure with pale skin and misty eyes watching Sofía from behind trees in a foggy, rainy forest, mysterious and eerie atmosphere, fantasy illustration, detailed and dark

Sofía, aunque asustada, decidió seguir a la sombra. Con cada paso, la niebla parecía disiparse un poco, revelando un camino que nunca antes había visto en el bosque. "Ven, no temas", susurró una voz suave que parecía venir de todas partes a la vez. La curiosidad venció al miedo, y Sofía se adentró más, sintiendo que la sombra la guiaba hacia un lugar especial.

Al llegar a un claro, Sofía vio algo increíble: un jardín escondido, lleno de flores brillantes y colores que nunca había imaginado. En el centro, un chico de piel pálida y ojos enigmáticos sonreía amigablemente. "Soy el guardián de este lugar", dijo él, quitándose la máscara. "Tu abuela me conocía y sabía que un día también encontrarías el secreto de la tormenta". Sofía sintió que un cálido resplandor la envolvía, comprendiendo que este jardín era un refugio de magia que solo podía verse con el corazón abierto.

Desde aquel día, Sofía visitaba el jardín siempre que las nubes se volvían demasiado grises. Ahora sabía que la lluvia no solo traía gotas de agua, sino también la promesa de un mundo escondido. Al volver a casa, contaba sus propias historias a su abuela, quien sonreía con complicidad, recordando aquella vez que ella también había descubierto el secreto de la tormenta. Y así, en aquel lugar donde siempre llovía, las historias mágicas continuaron pasando de generación en generación.