23rd Jul 2025
Ismael era un niño lleno de energía. Un día fue al parque y gritó: "¡Mira, soy el mejor futbolista!" Sus amigos se rieron y dijeron: "¡Juega con nosotros, Ismael!" Ismael corrió a la cancha y comenzó a driblar. La pelota bailaba bajo sus pies como si tuviera vida. Todos los niños aplaudieron porque Ismael jugaba muy bien.
Mientras jugaban, Ismael dijo: "¡Vamos a hacer un torneo!" Sus amigos estuvieron de acuerdo. Hicieron dos equipos y jugaron con emoción. La pelota iba de un lado a otro. Ismael marcó el gol del triunfo, y todos gritaron: "¡Eres un campeón, Ismael!" Ismael sonrió y contestó: "¡El fútbol es más divertido con amigos!"
Después del torneo, los niños decidieron que Ismael debía ser el capitán del equipo. Ismael se puso muy contento y les dijo: "¡Gracias, amigos! Vamos a jugar más y ser el mejor equipo del mundo". Los amigos de Ismael estuvieron de acuerdo y decidieron practicar cada fin de semana para ser mejores.
Un día, mientras practicaban, una anciana que pasaba por el parque se detuvo a verlos jugar. "¡Qué bien juegan!", les dijo sonriendo. Los niños, emocionados por el cumplido, le dieron las gracias y prometieron seguir mejorando. Ismael miró a sus amigos y dijo: "¡La próxima vez, la invitaremos a ver nuestro torneo!"
Al final del día, con el sol bajando en el horizonte, los niños se sentaron en el césped a descansar. "Hoy fue un gran día", dijo Ismael, mientras todos asentían con la cabeza. "Jugamos, nos divertimos, y aprendimos juntos". Así, con el corazón lleno de alegría y sueños, Ismael y sus amigos se despidieron, esperando con ansias el próximo encuentro para seguir jugando al fútbol juntos.