10th Jul 2025
En una hermosa playa, vivía una gaviota llamada Cielo. \"¡Hola, mar!\" gritó Cielo un día soleado. \"Hoy vuelo alto y busco un buen desayuno.\" Se lanzó al aire con gracia, sus alas blancas brillando bajo el sol. A lo lejos, vio una ola que se levantaba y, al acercarse, notó algo extraño saltando sobre la superficie del agua.
El pez volador llamado Rayo surcaba el cielo con destreza. \"¡Mira cómo vuelo!\" exclamó Rayo mientras un chapoteo resplandecía a su alrededor. Cielo se rió y dijo: \"¡Eres increíble! Siempre soñé con volar como tú. ¿Cómo lo haces?\" Rayo sonrió y respondió: \"Todo es cuestión de saltar las olas y seguir el viento. Juntos, podríamos explorar el océano y el cielo, ¿qué dices?\"
Cielo miró a Rayo con emoción y dijo, "¡Sí, vayamos juntos!". Volaron y nadaron, uno junto al otro, compartiendo el cielo y el mar. A medida que avanzaban, el sol brillaba sobre el agua, creando destellos dorados que los guiaban como estrellas marinas en el camino.
De pronto, se encontraron en una parte del océano que Cielo nunca había explorado. "¡Mira allá abajo!" señaló Rayo. Debajo de ellos, un arrecife de coral lleno de colores vibrantes se extendía como un arcoíris en el agua. "¡Es hermoso!" exclamó Cielo, maravillada por el espectáculo. "Nunca imaginé que el mar escondiera tantos secretos."
Al caer la tarde, regresaron a la playa donde habían comenzado. "Gracias, Rayo. Hoy he visto el mundo de una manera completamente nueva", dijo Cielo, agradecida por la aventura. Rayo sonrió y dijo, "Siempre habrá más por descubrir, amigo mío. El océano y el cielo son inmensos, y juntos haremos grandes descubrimientos." Con estas palabras, sellaron una amistad que ni el mar ni el viento podrían borrar.