22nd Aug 2025
Una noche clara, una pequeña estrella se sintió triste. "¿Por qué no brillo como las grandes estrellas?" se preguntó. Las estrellas mayores reían y decían: "Eres muy pequeña, pero tienes tu propio brillo. No te compares con nosotras." La pequeña estrella suspiró y miró la tierra, deseando brillar más.
Un día, decidió intentar brillar más. Se dijo a sí misma: "¡Voy a brillar lo más que pueda!" Y así, la pequeña estrella comenzó a parpadear con todas sus fuerzas. La luna la vio y sonrió. "¡Bravo!", dijo la luna, "Tú puedes hacerlo, solo sé tú misma y brilla con tu luz única. "La pequeña estrella sonrió feliz, dando un destello especial en el firmamento.
Esa noche, mientras las demás estrellas dormían, la pequeña estrella siguió brillando con todo su corazón. Un niño, desde su ventana, levantó la vista al cielo y vio la pequeña estrella parpadear con tanta alegría. "Mira, mamá", dijo el niño, "¡esa estrella parece estar sonriendo!" La mamá del niño sonrió y le respondió: "Esa estrella brilla para ti, nunca olvides que todos tenemos un brillo especial." La pequeña estrella escuchó esto y sintió que su luz crecía un poquito más.
Al día siguiente, las estrellas mayores se acercaron. "Hemos visto cómo brillaste anoche", dijeron, "y queremos que sepas que tu luz ha inspirado a muchas estrellas jóvenes." La pequeña estrella se sintió orgullosa y agradeció a las estrellas mayores. "Gracias por creer en mí", respondió tímidamente. Aprendió que su luz, aunque pequeña, tenía el poder de iluminar el cielo y los corazones en la tierra.
Desde entonces, la pequeña estrella nunca dejó de brillar con su luz única. Cada noche, recordaba las palabras de la luna y del niño, y eso la hacía sentir especial y valiente. Y así, en el vasto firmamento lleno de estrellas, la pequeña estrella brillaba, recordando a todos que cada uno tiene su propio brillo, sin importar el tamaño.
