2nd Jun 2025
Mateo es un pintor de solo 9 años. Un día, dijo: "¡Hoy voy a pintar el sol!" Se sentó en su silla, miró al cielo y comenzó a dibujar colores brillantes. De repente, su amigo Miguel llegó y exclamó: "¡Mateo, eso se ve genial!" Mateo sonrió, emocionado.
Cuando terminó su pintura, Mateo invitó a todos sus amigos. "¡Vengan a ver!" dijo con alegría. Los niños aplaudieron y dijeron: "¡Es el mejor sol del mundo!" Mateo sintió que sus colores bailaban en la pared, llenos de vida. Todos se rieron y jugaron, rodeados de arte y amistad.
Mientras los niños admiraban el sol pintado por Mateo, alguien sugirió: '¡Pintemos juntos un mural gigante!' Mateo, emocionado con la idea, dijo: '¡Sí, pintemos un sol aún más grande y brillante!' Todos buscaron pinceles y pinturas, y pronto comenzaron a llenar la pared de colores cálidos y alegres.
Al atardecer, el mural estaba casi terminado. Los tonos naranjas y amarillos brillaban con la luz del sol que se iba escondiendo. Mateo, mirando su obra maestra, suspiró felizmente y dijo: 'Gracias a todos por ayudarme a pintar el sol más grande del mundo.' Miguel le dio un abrazo y los demás niños hicieron lo mismo, rodeando a Mateo con risas y cariño.
Esa noche, mientras Mateo se preparaba para dormir, pensó en lo maravilloso que había sido compartir su alegría con sus amigos. Cerró los ojos, imaginando un día nuevo lleno de colores y aventuras. Soñó con más soles, más risas y más momentos felices, sabiendo que con sus amigos, cada día podía ser una nueva obra de arte.