28th Apr 2025
Nemo, el pez naranja, se encontraba muy triste porque no tenía amigos. Un día, al llegar a la escuela, vio a otros peces jugando juntos y sintió un nudo en su estómago. '¿Y si no les gusto?', pensó. Cuando llegó a casa, le dijo a su mamá: 'Mamá, hay muchos peces en la escuela, pero tengo miedo de acercarme a ellos.'
Su mamá lo abrazó y le dijo: 'No te preocupes, Nemo. ¡Tengo un plan! Lleva esta pelota mañana a la escuela y podrás jugar con tus compañeros.' Al día siguiente, Nemo llevó la pelota y, para su sorpresa, todos los peces se acercaron. '¡Vamos a jugar!', gritó uno de ellos. Así, Nemo se divirtió mucho y aprendió que hacer amigos es fácil cuando compartes diversión.
Al día siguiente, Nemo se despertó con una sonrisa en su rostro. Estaba emocionado por volver a la escuela y jugar con sus nuevos amigos. La pelota mágica había hecho maravillas, pero lo mejor de todo era que Nemo ya no sentía ese nudo en el estómago. 'Hoy va a ser un gran día', pensó animado al nadar hacia la escuela.
Durante el recreo, Nemo y los otros peces decidieron inventar un nuevo juego con la pelota. 'Vamos a llamarlo "Atrapapeces"', sugirió uno de los peces azules. Todos estuvieron de acuerdo y comenzaron a jugar, riendo y chapoteando por todos lados. Nemo descubrió que todos eran muy amables y que el juego era aún más divertido cuando todos cooperaban.
Al final del día, Nemo se despidió de sus amigos con una ola de su aleta. 'Hasta mañana', dijeron todos al unísono. Nemo regresó a casa feliz, sabiendo que la pelota mágica había sido solo el comienzo de sus nuevas aventuras. Esa noche, al cerrar los ojos, soñó con más juegos y risas, seguro de que mañana sería aún mejor.