9th Jun 2025
En el barrio del Sevillano, había una niña de rizos rubios llamada Sophie. Ella dijo: "¡Vamos a ayudar a este perrito!" Sus amigos, Miguel y Carla, asintieron con entusiasmo. Juntos, decidieron buscar al dueño del pequeño perrito blanco que estaba perdido y parecía asustado. Caminaron por las calles, llamando al perrito con dulces palabras: "¡Ven aquí, pequeño!" Su voz resonó en el aire mientras se aventuraban a preguntar casa por casa, llenos de emoción y energía.
Después de andar y andar, llegaron a una casa con un jardín lleno de flores. Allí conocieron a dos mujeres que estaban muy preocupadas. "¿Han visto a nuestro perrito?" preguntaron con ojos tristes. Sophie sonrió, señalando al perrito que se movía de alegría. El perrito corrió hacia las mujeres y se lanzó a sus brazos, moviendo la cola como loca. “¡Estás de vuelta!”, gritaron las mujeres felizmente. Sophie y sus amigos saltaron de alegría, sabiendo que habían hecho una buena acción.
Las mujeres, con lágrimas de felicidad en sus ojos, agradecieron a Sophie, Miguel y Carla por su amabilidad. "Nunca olvidaremos su ayuda", dijeron emocionadas. Los niños sonrieron complacidos, sintiendo el calor de haber hecho algo bueno. "Siempre estamos aquí para ayudar", respondió Sophie, con una sonrisa resplandeciente que reflejaba su alegría.
Mientras se despedían de las mujeres, decidieron pasear un poco más por el barrio, disfrutando del aire fresco y conversando sobre sus planes para el fin de semana. "Podríamos ir al parque a hacer un picnic", sugirió Miguel, y todos estuvieron de acuerdo con entusiasmo. Con la satisfacción de haber ayudado al perrito, caminaron juntos bajo el cálido sol, riendo y soñando con nuevas aventuras.
Al regresar a casa, Sophie se dio cuenta de que hay muchas formas de ser valiente. "No es solo enfrentarse a los miedos", pensó, "sino también ser amable y ayudar a quienes lo necesitan". Al entrar en su casa, con el corazón lleno de gratitud, Sophie supo que aquel día sería uno que recordaría siempre con cariño.