14th Mar 2025
Daniel era un niño especial. Él podía volar tan alto como las nubes y correr más rápido que un rayo. "¡Mira, mamá!" gritó un día mientras daba vueltas en el aire. Su mamá sonrió, pero también se preocupó. "Ten cuidado, Daniel. Tu poder es increíble, pero debes usarlo sabiamente", le dijo con cariño.
Un día, Daniel escuchó un extraño ruido. "¡Ayuda!" gritaba un pequeño gato atrapado en un árbol. Daniel voló rápidamente y, con su super inteligencia, encontró una forma segura de rescatarlo. "Gracias, Daniel, eres un héroe!" dijo el gato, mientras Daniel sonreía, feliz de ayudar.
El siguiente día, mientras Daniel volaba por el parque, vio a un grupo de niños jugando a la pelota. "¡Hola, Daniel! ¿Quieres jugar con nosotros?", le preguntaron emocionados. Daniel aterrizó suavemente y, con una sonrisa en el rostro, aceptó la invitación. Juntos jugaron y se divirtieron, y aunque Daniel podía correr más rápido que todos, decidió jugar a su ritmo para que todos pudieran disfrutar.
Al caer la noche, las estrellas comenzaron a brillar en el cielo. Daniel se sentó en la colina más alta cerca de su casa y miró hacia las estrellas, recordando lo que su mamá le había dicho. "Usaré mis poderes para ayudar a todos", pensó con determinación. Sabía que ser el niño más poderoso del universo venía con grandes responsabilidades.
Finalmente, Daniel regresó a casa, donde su mamá lo esperaba con un abrazo. "Hoy he tenido un gran día, mamá", dijo mientras ella le servía una taza de leche caliente. "Estoy muy orgullosa de ti, Daniel. Eres un niño especial, no solo por tus poderes, sino por tu gran corazón", le respondió. Esa noche, mientras Daniel se dormía, soñaba con nuevas aventuras y maneras de hacer del mundo un lugar mejor.
