2nd Apr 2025
León era un niño tímido pero muy inteligente. En clase, todos estaban emocionados por el juego de papelitos que la maestra había preparado. "¡Voy a ganar!" gritó su compañero Tomás. León sintió un nudo en el estómago mientras pensaba en qué escribir. Al final, decidió confesar en voz alta: "Yo temo confiar en los demás." Todos lo miraron con sorpresa, pero algunos sonrieron, compartiendo sus propios miedos.
Desde ese día, León comenzó a hablar más con sus compañeros, especialmente con Tomás. Un día, mientras jugaban en el patio, Tomás dijo: "León, a veces yo también me siento solo. ¿Te gustaría ser mi amigo?" León sonrió y respondió: "Me encantaría!" Con cada risa y juego, León aprendió a confiar en sí mismo y en otros, sintiendo que su valentía crecía cada día.
Un día, la maestra anunció un concurso de cuentos. Cada estudiante debía escribir una historia sobre el valor. León se sintió inspirado por su nueva amistad y decidió escribir sobre un león que descubría su valentía al confiar en otros animales del bosque. A medida que escribía, León se dio cuenta de que su historia reflejaba su propia vida y las enseñanzas que había aprendido junto a Tomás.
Cuando llegó el día de presentar sus cuentos, León leyó el suyo con el corazón palpitante. Sus compañeros escucharon atentamente, y al terminar, rompieron en aplausos. La maestra sonrió y dijo: "León, tu historia nos ha enseñado mucho sobre la importancia de la amistad y la confianza." León sintió cómo ese momento fortalecía el lazo con sus amigos y aumentaba su confianza en sí mismo.
Con el tiempo, León y Tomás se volvieron inseparables. Juntos, enfrentaron desafíos y compartieron alegrías, recordando siempre el poder del apoyo mutuo. León ya no era el niño tímido del comienzo del año; había aprendido que el verdadero valor residía en abrir su corazón a los demás y en confiar en el poder de la amistad.