13th Dec 2024
Era la noche de Navidad y los gnomos estaban muy emocionados. "¡Vamos a preparar una gran fiesta!" dijo Bruno, un gnomo pequeño con una larga barba gris. Nos vestimos con nuestros mejores trajes y decoramos el bosque con luces brillantes y adornos. "¡El árbol de Navidad se verá espectacular!" exclamó Lila, saltando con alegría.
Cuando todos los gnomos llegaron, empezó la fiesta. Había canciones alegres y un gran banquete de frutas y galletas. "¡Feliz Navidad!" gritaron al unísono mientras bailaban alrededor del árbol con sus pequeños gorros puntiagudos. Aquella noche, todos se sintieron felices y juntos, celebrando con risas y abrazos.
Mientras la música continuaba resonando en el bosque, un suave tintineo llamó la atención de todos. Era el sonido de pequeños cascabeles que anunciaban la llegada del momento más esperado de la noche: la entrega de regalos. Cada gnomo había preparado con amor un obsequio hecho a mano para otro, y con emoción intercambiaron sus presentes bajo el árbol iluminado. "¡Gracias, Lila!" exclamó Bruno al abrir un pequeño suéter de lana tejido por su amiga, perfecto para las noches frías.
Pero la noche aún guardaba una sorpresa especial. De repente, el cielo se llenó de luces danzantes, como si las estrellas jugaran alrededor de la luna. "¡Mirad, son las luces mágicas de Navidad!" gritó emocionado Timo, el más joven de los gnomos. Todos contemplaron el espectáculo con asombro, sintiendo en sus corazones la magia de la noche y la verdadera esencia de compartir momentos juntos.
Al final, cuando el cansancio finalmente comenzó a aparecer, los gnomos se despidieron con cálidos abrazos, prometiendo mantener el espíritu festivo en sus corazones durante todo el año. Mientras el bosque se iba quedando en silencio, Bruno murmuró: "La verdadera magia de la Navidad es estar todos unidos". Con una última mirada al hermoso árbol, los gnomos regresaron a sus casas, listos para soñar con más aventuras en el mágico bosque.