9th Mar 2025
Lili tenía un amigo muy especial, un peluche capibara que siempre estaba con ella. “¡Vamos a jugar!”, decía Lili, mientras abrazaba a su capibara. Juntos salían a correr en el jardín lleno de flores y jugaban en el columpio amarillo. Lili amaba a su capibara, él era su mejor amigo y siempre la hacía sonreír.
Un día, los padres de Lili viajaron y una niñera llegó a cuidarla. La niñera propuso: “Si dejas a capibara por un día, te daré cinco chupetines de frutilla”. Lili pensó mucho y, aunque los chupetines eran deliciosos, decidió no soltar a su capibara, porque era muy importante para ella. La niñera entendió lo que sentía Lili y decidió dejarle su amigo en paz.
Esa tarde, Lili y su capibara decidieron hacer un picnic en el jardín. Con una manta de colores y una canasta llena de frutas, se acomodaron bajo el gran árbol de manzanas. Lili le contaba cuentos a su capibara mientras compartían una deliciosa manzana. "¡Qué divertido es estar contigo!", decía Lili sonriendo a su amigo de peluche.
Al día siguiente, la niñera trajo una sorpresa: un libro lleno de aventuras sobre capibaras. "Este es para ti y tu capibara", dijo con una sonrisa. Lili estaba emocionada y no podía esperar para leer las historias con su amigo. Juntas, pasaron horas hojeando las páginas y viendo las ilustraciones coloridas. Era un día perfecto junto a su capibara.
Al caer la tarde, los padres de Lili regresaron a casa. Traían consigo una cajita de caramelos que habían recogido en su viaje. "Para compartir con tu capibara", dijeron riendo. Lili les contó todo sobre el picnic, el libro y lo mucho que había disfrutado. En ese momento, Lili se dio cuenta de que tener a su capibara a su lado era el mayor tesoro de todos.