23rd Feb 2025
Había una vez cinco amigos que eran como una familia. Tres chicas, Ana, Lucia y Marta, y dos chicos, Juan y Pedro, siempre se ayudaban. ‘¡Vamos a jugar!’ gritó Ana un día. ‘¡Sí!’ respondieron todos con alegría. Juntos, pasaban día tras día llenos de risas y aventuras.
Un día, los amigos decidieron hacer un campamento en el bosque. Lucía dijo: ‘¡Cuidado con el fuego!’ y todos se unieron para preparar la comida. Rieron, cantaron y compartieron historias hasta que llegó la noche. ‘¡Nosotros siempre estamos unidos!’ dijo Marta, sonriendo. Los amigos supieron que nada podría romper su fuerte amistad.
Al día siguiente, los amigos decidieron explorar un poco más del bosque. Juan señaló un sendero que llevaba a un hermoso arroyo, y todos estuvieron de acuerdo en seguirlo. Cuando llegaron, Ana exclamó: '¡Miren, qué bonito es!' Pedro encontró unas piedras planas y propuso jugar a saltarlas en el agua. Las risas resonaron mientras cada uno intentaba hacer el mejor salto.
Después de un rato, se sentaron junto al arroyo para descansar. Lucía sacó una bolsa de galletas que había guardado y la compartió con todos. 'Gracias, Lucía', dijeron con gratitud, disfrutando de la dulce sorpresa. Marta miró al cielo y vio que el sol empezaba a ocultarse. 'Es hora de volver', dijo, y todos aceptaron con un pequeño suspiro, deseando que el día no terminara.
De regreso al campamento, comenzaron a recoger sus cosas, prometiendo regresar pronto a ese lugar especial. ‘Siempre que estemos juntos, cada día es una aventura’, dijo Pedro con entusiasmo. Los amigos se miraron y sonrieron, sabiendo que su amistad era lo más importante. Con el corazón lleno de felicidad, emprendieron el camino de vuelta a casa, compartiendo planes para su próxima gran aventura.