8th Feb 2025
Era un día soleado en el tranquilo pueblo de San Felicidad. Dolo, la detective astuta, le dijo a su amigo Rolo, "¡Mira esas huellas en el suelo! Creo que un gato se perdió por aquí". Rolo, un chico alegre con su gorra azul y lupa en mano, respondió emocionado, "¡Vamos a investigar! Estoy seguro de que podemos encontrarlo!" Juntos, siguieron las huellas, que parecían llevar hacia el parque del pueblo.
Al llegar al parque, todos los niños estaban jugando, pero el gato seguía desaparecido. "¡Mira! Ese árbol parece un lugar donde un gato podría esconderse!" Dijo Dolo. Rolo concordó, "¡Buena idea!" Entonces, treparon al árbol y desde allí vieron a un pequeño gato negro con ojos brillantes que estaba asustado. Dolo, con voz suave, le dijo: "¡No tengas miedo, pequeño! Vamos a llevarte de vuelta a casa".
Dolo hizo un gesto a Rolo para que también hablara suavemente, y él dijo, "No te preocupes, gatito, te llevaremos a un lugar seguro." Con mucho cuidado, Rolo extendió sus manos hacia el gato, pero este, aún asustado, saltó del árbol y comenzó a correr hacia el parque de juegos. "Rápido, Rolo, ¡tenemos que seguirlo!" exclamó Dolo, y juntos corrieron tras el pequeño felino.
El gato, al ver que no había peligro, se detuvo cerca del estanque. Allí, los patos nadaban tranquilamente, y el gatito, curioso, los observaba. Rolo se acercó despacio y logró acariciar al gato, quien ronroneó al sentir el contacto. "Creo que le gustas, Rolo", dijo Dolo sonriendo. "Ahora solo debemos encontrar a su dueño."
De repente, una voz familiar gritó desde el otro lado del parque, "¡Michi! ¡Ahí estás!" Era Laura, la dueña del gato, que corría hacia ellos con una gran sonrisa. "¡Muchas gracias, Dolo y Rolo! Estaba muy preocupada", dijo mientras abrazaba a Michi. "No hay de qué, Laura. ¡Cualquier misterio que necesite resolverse, cuenta con nosotros!" respondieron los pequeños detectives, felices de haber ayudado.